Los deportes electrónicos, o esports, están desafiando la hegemonía del fútbol en el mercado de las apuestas en Chile, capturando el interés de una nueva generación de usuarios. Este cambio es impulsado por la naturaleza digital de los esports, su calendario de competencias ininterrumpido y la afinidad de las audiencias jóvenes con el entorno en línea. Aunque el fútbol mantiene una base sólida, los videojuegos competitivos presentan un crecimiento acelerado que redefine las preferencias del sector.
El cambio demográfico en los apostadores
La transformación del mercado de apuestas se explica, en gran parte, por un relevo generacional. El fútbol clásico ha sido históricamente el deporte preferido por los apostadores tradicionales, un público generalmente mayor de 30 años con hábitos de consumo mediático ligados a la televisión y la radio. Su conexión con equipos como Colo-Colo, Universidad de Chile o la selección nacional se basa en décadas de cultura deportiva y arraigo local.
En contraste, los esports atraen a una audiencia predominantemente joven, compuesta por millennials tardíos y la Generación Z. Este grupo demográfico creció con internet y los videojuegos, por lo que considera natural y atractivo apostar en competencias de League of Legends o Valorant. Para ellos, figuras como los jugadores profesionales de equipos como All Knights o Furious Gaming son tan relevantes como los futbolistas de la Primera División. Su interacción con el contenido es directa, a través de plataformas de streaming como Twitch y YouTube.
Ventajas estructurales de los esports para las apuestas
Los deportes electrónicos ofrecen ventajas estructurales que los hacen especialmente atractivos para las casas de apuestas y sus usuarios. Una de las diferencias clave es el volumen de eventos. Mientras una liga de fútbol como el Campeonato Nacional chileno tiene un calendario definido con partidos principalmente los fines de semana, los torneos de esports operan a nivel global y de manera casi continua. Todos los días, a cualquier hora, hay competencias de alto nivel en distintas partes del mundo, lo que genera un flujo constante de oportunidades para apostar.
Además, la naturaleza digital de los videojuegos permite una recopilación de datos mucho más rica y precisa. Cada acción dentro de una partida queda registrada, desde la puntería de un jugador hasta sus patrones de movimiento. Esta abundancia de datos permite a los operadores, como 1win Chile, crear modelos de probabilidad muy sofisticados y ofrecer una gama de mercados de apuestas mucho más amplia y específica que en el fútbol. Se puede apostar no solo al ganador, sino también a eventos como «primera sangre» en Dota 2 o el ganador de una ronda de pistolas en Counter-Strike 2.
Finalmente, la brevedad de muchos formatos de esports se alinea con los patrones de consumo de las nuevas generaciones, que prefieren la gratificación instantánea. Una partida de Valorant dura en promedio 30-40 minutos, mucho menos que los 90 minutos de un partido de fútbol. Esto permite completar varios ciclos de apuesta en el tiempo que dura un solo encuentro de fútbol, manteniendo un nivel de interacción más alto.
La percepción del riesgo y la habilidad
La psicología del apostador también difiere entre ambas disciplinas. En el fútbol, el azar juega un papel considerable. Un rebote afortunado, una decisión arbitral polémica o condiciones climáticas adversas pueden alterar un resultado que parecía predecible. Si bien el análisis estadístico es importante, siempre existe un grado de imprevisibilidad que los apostadores deben aceptar.
En los esports, aunque el azar existe, la percepción de control basada en la habilidad es mucho mayor. Los resultados dependen directamente del rendimiento medible de los jugadores y de las estrategias ejecutadas. Los aficionados que también son jugadores de un título específico sienten que entienden sus mecánicas a un nivel profundo. Esta familiaridad crea una sensación de ventaja informativa, llevando al apostador a creer que sus conocimientos pueden traducirse en predicciones más acertadas en comparación con el fútbol, donde su rol es puramente de espectador.
La respuesta del mercado y proyecciones futuras
Las plataformas de apuestas en Chile han respondido a esta tendencia aumentando significativamente su oferta de mercados de esports. Las secciones dedicadas a videojuegos competitivos son ahora tan prominentes como las del fútbol, con cobertura de docenas de títulos y torneos. Los operadores invierten en patrocinios de equipos y ligas de esports, reconociéndolos como un canal directo para alcanzar a la demografía más joven y asegurar su lealtad a largo plazo.
El futuro no apunta a un reemplazo total del fútbol, sino a una diversificación del mercado. El fútbol seguirá siendo un pilar fundamental de las apuestas deportivas en Chile debido a su profundo arraigo cultural. Sin embargo, los esports continuarán ganando terreno y es probable que el volumen de apuestas se equilibre entre ambas categorías. El crecimiento de los juegos móviles y la consolidación de nuevas ligas profesionales acelerarán aún más este proceso, consolidando a los videojuegos como un pilar del entretenimiento y las apuestas del siglo XXI.