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El arte de la alimentación consciente
Independientemente de las preferencias con las que nos reunamos en la mesa, comer con rapidez y sin pensar se ha convertido en algo cada vez más habitual. Con nuestras apretadas agendas, muchos de nosotros a menudo cocinamos y comemos con el piloto automático.
Nos encontramos comiendo en el coche de camino al trabajo, sentados en el escritorio frente a la pantalla del ordenador, leyendo reseñas sobre casino en línea o en el sofá mirando Los Bridgerton. Esto nos niega el placer de degustar la comida que tanto nos ha costado preparar y de disfrutar de la compañía sentada a la mesa.
¿Qué es la alimentación consciente?
La alimentación consciente no consiste en comer siempre la comida perfecta ni en evitar comer de nuevo a la carrera. Mindfulness no significa contar calorías o seguir reglas estrictas sobre qué alimentos incluir en tu dieta. Cuando hablamos de alimentación consciente, nos referimos a la capacidad de estar presente en el momento, concentrar todos los sentidos y disfrutar del proceso de cocinar o comer.
Es probable que el mindfulness no sea perfecto para todos, pero muchas personas descubren que consumir alimentos de este modo, aunque solo sea unas pocas veces a la semana, les ayuda a estar más en armonía con las necesidades de su cuerpo. El mindfulness puede ayudarte con el problema de comer en exceso, cambiarás tus hábitos alimentarios más rápidamente y aprenderás a disfrutar de una mejor salud gracias a una dieta sana.
Consejos para una alimentación consciente
- Piensa en tu comida: piensa de dónde viene tu comida. En la era de la comodidad, la mayoría de nosotros rara vez tenemos en cuenta estas cosas más allá de la compra de un artículo en la tienda de comestibles local. Rara vez nos paramos a reflexionar sobre de dónde procede ese alimento o cuántas personas lo han producido y preparado para el consumo.
- Disfruta de las comidas sin distracciones: convierte la comida en la atracción principal comiendo sin televisión, y deja el teléfono y el ordenador en otra habitación. Esto nos permite dedicar el 100 % de nuestra atención a la comida y nos da espacio para conectar con los que están sentados alrededor de la mesa.
- Sintoniza con tu hambre: es fundamental que conozcas tu nivel de hambre. Quieres cenar con hambre pero no hambriento después de saltarte comidas. Conoce tus intenciones al comer esta comida en concreto. ¿Comes porque tienes hambre o porque estás aburrido, necesitas distraerte o crees que es lo que deberías estar haciendo?
- Come lentamente y concéntrate en los sabores, las sensaciones y las texturas de los alimentos: toma pequeños bocados y mastícalos a conciencia, permitiéndote experimentar plenamente cómo la comida activa tus sentidos. Fíjate en los olores, las formas, los colores e incluso el sonido de la comida. Al hacerlo, automáticamente comerás más lentamente.
- Piensa en tu plato: piensa en los beneficios nutricionales de tu comida. Reflexiona si te los estás comiendo por algún tipo de necesidad emocional, o si te los estás comiendo porque sabes que son saludables y un buen combustible para tu cuerpo. Asegúrate de comprar muchos productos frescos y coloridos para incorporarlos a tus comidas y abandona cualquier inclinación malsana por los alimentos procesados. Evalúa qué proporción de tu plato contiene carbohidratos, proteínas y grasas, y asegúrate de que comes suficiente cantidad de cada uno de ellos para adaptarlo a tu estilo de vida.
- Mastica bien y lentamente: así podrás prestar atención a todos los sabores de tu boca. Utiliza los 5 sentidos para experimentar los distintos sabores y texturas con cada bocado, y reconoce tus sentimientos sobre la comida que estás comiendo. Además, masticar bien los alimentos puede facilitar la digestión. Según algunas fuentes, se recomienda masticar al menos 20 veces antes de tragar.
Cómo integrar la alimentación consciente en tu vida
Para la mayoría de nosotros es poco realista pensar que podemos ser conscientes de cada bocado o incluso de cada comida que ingerimos. A veces, las presiones del trabajo y la familia nos obligan a comer fuera de casa o a disponer de un tiempo limitado para hacerlo, o nos arriesgamos a pasar hambre el resto del día. Pero incluso cuando no puedes seguir una práctica estricta de alimentación consciente, puedes evitar alimentarte sin conciencia e ignorar las señales de tu cuerpo.
Tal vez puedas respirar hondo unas cuantas veces antes de comer una comida o un tentempié para contemplar en silencio lo que vas a introducir en tu cuerpo.
Piensa en la alimentación consciente como en el ejercicio: cada pequeño gesto cuenta. Cuanto más puedas hacer para calmarte, centrarte únicamente en el proceso de comer y escuchar a tu cuerpo, mayor satisfacción experimentarás con la comida y mayor control tendrás sobre tu dieta y tus hábitos nutricionales.
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